domingo, abril 09, 2006

Nos vamos a esquiar a Bydalen

Son las 09:10 de la mañana, unos 2 grados centígrados y nieva ligeramente. Pero estamos pertrechados adecuadamente y no pasaremos frío.
Las calles en la ciudad están bastante bien. O sea, la nieve está en los laterales y el hielo puede aparecer en el asfalto. Hay que conducir con suma delicadeza y sin prisas.
Y además conduce mi cuñado, por lo que no tengo temor alguno.

Aunque hablando de "temor", tengo que confesar que algo de inquietud me rondaba por entonces. Ìbamos a cruzar el lago en coche CUATRO veces en el día, usando las carreteras de hielo que se preparan al efecto.


Aunque se ven grietas y algo de agua en algunas zonas, son bastante seguras. Se controlan durante todo el día por gente especializada que va midiendo el grosor del hielo y delimitando las zonas por la que se debe transitar y a no más de 30Km/hora.

Por fin llegamos a la estación de esquí. El tiempo no es mejor que antes, pero no parace muy malo y nos disponemos a subir.

Es estupendo, casi no hay gente y podemos subir y bajar sin esperar cola.
El tiempo se va poniendo peor. Nieva con más intensidad, hace algo de viento helado y la visibilidad es escasa. Pero para los vikingos esto es lo normal en invierno y para mí que tengo almacenados 24 años de sol de Canarias, pos nada que no me arrugo.

Menos mal que es hora de ir a fikar y repondremos algo de energías. Desde la ventana María hace unas fotos donde se aprecia el típico día de quedarse en la cafetería hasta que vengan los de protección civil. Pero claro yo no podía rendirme el primero.

Ahora vamos a subir un poco más alto, ya que hay veces que se está mejor en lo más alto. Si es que te situas por encima de la nubes. Este no era el caso y más arriba más viento, más nieve, más frío y menos visibilidad. Claro que tenía su lado bueno, no había gente. El tipo de los remontes nos esperaba a resguardo en su caseta y salía cuando llegábamos nosotros.

Para mí era todo un reto, pues en los últimos 25 años sólo había esquiado un par de horas en una pista muy cerca de Östersund y ya hacía 4 ó 5 años, también. Así que aguanté hasta que las piernas dejaron de obedecerme, pues como nevaba con intensidad ...

ya tenían las pistas unos 10 centímetros de nieve en polvo y era como esquiar fuera de la pista. Lo que supuso que me cayese en dos ocasiones. Aunque, como no había nadie y me levanté a toda velocidad, sólo se enterará quien lea esto.

Después de las caidas no tuve más remedio que decir que no me "apetecía" seguir esquiando, que me estaba aburriendo un poco. Y funcionó de maravilla, nos fuimos enseguida.

De vuelta a casa paramos a comprar papas y fue muy simpático. La tienda era "selfservice" y "cóbrate tu mismo", todo junto. ¡Como para patentarlo en España!











Mañana me quedaré en la cama hasta la hora de la comida, por lo menos!

1 comentario:

Anónimo dijo...

Ay, pobrecito!!! Mamá dice que "cuántos golpes" mi niñito precioso, cómo estará de moratones,¡Vente pa España! que con la semana Santa vas a estar de moda con tanto morado...

Así que te aburrías eh jajaja, este vallekano siempre demostrando lo que vale... jajajaj

Mu divertido, broder, estás como una cabra.