Las marcas de los cuerpos parecen estar invertidas. O sea, hacia afuera. Cuando la realidad, es que las marcas están hacia adentro.
Mirando la foto ampliada (Clicando en ella), se puede ver por los detalles de los alrededores que está en su correcta orientación y no como si la viéramos reflejada en un espejo.
No se si me estoy enrollando más de la cuenta. Algún comentario al respecto será bien venido.
Pero bueno, lo que yo quiero contar hoy es que mi cuñado nos invitó a su casa, después de la cena, para tomar unas cervezas en su sauna nueva.
Claro que estamos en Suecia, con temperaturas que a las 22:00 horas rondan los 8º bajo cero. Y por esto mismo, es muy interesante tener una en casa. Ya que después de estar un rato haciendo recados o compras, lo que más te apetece es meterte un rato en la sauna y recuperar el calor corporal que te dejaste a la intemperie.
Ya en la sauna, después de 10 ó 15 minutos a 85º, te apetece tomar una ducha de agua fría o incluso, tumbarte un momento en la nieve para bajar la temperatura de la piel y poder continuar con el tratamiento de calor un rato más.
Y esto es lo que hicimos. La primera vez fue un choque fuerte, pero rápido. Varios segundos, sólamente.
Una vez de vuelta en la sauna y con otra cerveza fría en la mano, me quedé pensando en que había perdido una magnífica oportunidad de mostrar al mundo, mi mundo, lo duro que puede ser un vallekano. Que 24 años en las Islas Canarias no le habían ablandado lo más mínimo.
Y por eso todas esas marcas de cuerpos en la nieve, mi querido cuñado se ofreció a buscar un fotógrafo para inmortalizar momento.
Y ahí estamos, en la helada nieve.
Mi cuñado a la izquierda, yo al centro y María a la derecha.
Está en posición de salir corriendo, pues la fotografía se demoraba un poco.
Y claro, a poco que hayáis pensado un poco. La primera foto está sacada la última, pero cuando el fotógrafo intentó sacarnos a mi cuñado y a mi, los hombres, nos habíamos marchado a beber cerveza. A la sauna, por supuesto.
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