sábado, noviembre 26, 2005

¿Y si echamos una firma en la Gomera, Charli?



Bueno pues estabamos en una importantísima reunión (Despedida del Jefe, je je je), cuando el señor de esta foto me llama para invitarme a un viaje relámpago a la Gomera.
Por descontado que la proposición me atraía, pero dejaría que me llamara tres o cuatro veces para aceptar. No fuera que pensara que huyo del trabajo.





Y en este avión-cito nos fuimos volando. Casi podíamos tocar los mando de la cabina, cosa que estuvimos tentados de hacer varias veces durante el vuelo.









Creo que fuimos ocho pasajeros y volvimos cinco. Parece un excursión en "guagua".
Si no tienes miedo a volar, en este aparato disfrutas más que uno grande pues se mueve mucho más. Esto se nota cuando va a tomar pista, pues ves como aparece por un lado y desaparece por el otro. Aunque finalmente se posa como una pluma sobre ella. ¡Fantástico!
Felicitamos a los pilotos, efusivamente.

Más de 30 minutos hasta llegar a San Sabastián de la Gomera, así que cuando llegamos ya teníamos algo de apetito, cosa que David solucionó inmediatamente llevándonos a un bonito lugar.
Después del segundo desayuno, me fui de paseo mientras que se preparaba la firma en la notaría, para tomar un par de fotos de los alrededores de la oficina.









Ya llegaba el momento de la firma y nos acercamos a la notaría.

Nos reimos un rato a costa de nosotros mismos y con la ayuda de las oficiales, que valoraron muy positivamente nuestro sentido del humor.

Después de la firma, más allá del medio día ya teníamos el día libre y por descontado tomaríamos un aperitivo mientras llegaba la hora del almuerzo que nos había preparado David.

El aperitivo nos lo tomamos en un restaurante bastante conocido por los políticos de la zona y también por empresarios y sus perseguidores, los bancarios.
Con la compañía de unas cervezas y una ración de 5J y almogrote gomero, pasamos un buen rato carlando con el propietario del local.









Aunque cueste creerlo, no dudamos ni un instante en "acompañar" a David a un bonito restaurante para la comida. Ya eran las 14:30, por lo menos, y con más profesión que apetito nos pegamos un almuerzo fantástico.









Bueno pues ya se acabó el viaje y nos ponemos en marcha para el aeropuerto, aunque pasando por la oficina de Playa de Santiago.









Y aquí está otra vez nuestro avión esperando por nosotros.










¡Un día estupendo!
Gracias Enrique, aunque engordé un kilito y medio.

1 comentario:

Anónimo dijo...

la osti tú, cómo vives!!!

¿y cómo te quitas los kilos????

:D
Besos de tu hermana S