Entramos en el siglo XIX, en http://www.jamtli.com/english/, en pleno invierno, para hacer el pan de una semana o quizás más.
Ragna ha preparado la masa para que yo disfrute de este pequeño viaje al pasado de esta región llamada Jämtland.
Mis dos hijas, los hijos de mis cuñados y casi todos los hijos de los habitantes de Östersund han pasado temporadas de verano e invierno viviendo en este Parque. Sin luz eléctrica, ni agua corriente, ni las demás comodidades que hoy tenemos. O sea, recreando fielmente la vida de esos tiempos.
No es como ir a la "mili". Aunque en invierno puede ser incluso más duro. "Ya se Bernardo que tu la hiciste en Huesca, en un grupo de alta montaña. Pero ya estabas muy crecido y podías paliar el frío con alcohol".
Este es el horno en el que tendremos que hacer nuestro pan y que nos han dejado calentito los anteriores "usuarios".
Aunque me mostré reticente cuando me dieron la sorpresa de que estaba apuntado a esta actividad. Después disfruté mucho con ello y además me ha servido para sacar unas cuantas fotos para este blog "tan interesante".
Claro que como veis este es el mejor sitio de toda Suecia, teniendo en cuenta la temperatura de ahí afuera.
El calor del horno me subió el ánimo en milisegundos e inmediatamente supe cual sería mi puesto de trabajo. Al frente del horno, metiendo y sacando los panes.
Ragna estaba por aquí, pero como es la jefa se ha ido a la habitación de al lado a charlar con sus conocidos y dejar que la feliciten por su ochenta cumpleaños.
El pan tiene forma redonda y muy fina, más que una pizza. Este pan se usa para envolver la comida, de forma similar a los kebabs o a los burritos mejicanos.
No podía ser de otra forma, el trabajo que ha sido realizado por todo un equipo de expertos termina en mis manos, para convertirme en el protagonista.
Y no es para menos, pues es la primera vez que voy a realizar esta tarea y están bastante preocupados de que arruine toda su labor.
Antes de meterlo al horno se cepilla para quitar el sobrante de harina.
No podía ser de otra forma, el trabajo que ha sido realizado por todo un equipo de expertos termina en mis manos, para convertirme en el protagonista.
Y no es para menos, pues es la primera vez que voy a realizar esta tarea y están bastante preocupados de que arruine toda su labor.
Pero otra vez más, he logrado asombrar a propios y extraños de mi innata habilidad para afrontar cualquier reto, por duro y difícil que parezca.
Y he aquí que después de unos segundos, he sacado el pan sin daños aparentes para girarlo según sea necesario. Pues el horno no está igual de caliente en el fondo como en la entrada. Y al ser la masa tan fina hay que "hilar muy fino".
Aquí está la cuñada de María y ella misma, doblando el pan que con mucho arte he ido horneando.
Como se puede ver en la foto, ¡He hecho un gran trabajo!
¿Quién mejor que yo mismo para valorar mi propio trabajo?
La anécdota de la tarde fue que cuando llegamos al coche, no podíamos abrir la puerta del conductor. Se había congelado el sistema de apertura de ese lado del coche y tuve que entrar por la puerta del copiloto.
Mientras escribo esto, la temperatura es - 3,8º y el cielo no se puede ver por una espesa capa de nubes y parece como si estuviera anocheciendo.
Pero mejor un imagen, que mil palabras.
¡Hasta la vista!
1 comentario:
Muy interesante Carlos, aunque tu "humildad" impide que nos fijemos más en el paisaje que en tu actuación.
Dice Marta que lo de hacer el pan tampoco es para tanto, claro ella es de pueblo y tu de tu pueblo de "Madriz".
En fin, se te nota lo del frio sobre todo comparando con la foto de tu suegro en mangas de camisa y tu todo forrado.
No estoy muy seguro si la foto en la nieve tras la sauna no será de unos maniquís.
Saludos.
El otro calvo del sur de GCanaria
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